El Aikido es un arte marcial fundado por Morihei Ueshiba (1883- 1969).
Ueshiba desarrolló el Aikido fundamentalmente en los años 20 y años 30 del pasado siglo XX, como una síntesis de las artes marciales que había estudiado.
El núcleo del Aikido proviene del Daito Ryu Aiki-Jujutsu, un arte marcial estudiado por Ueshiba de manos de Takeda Sokaku. Este arte marcial se fundamentaba en la defensa sin armas, empleando proyecciones (derribos, lanzamientos del oponente) y técnicas de control sobre articulaciones. Ueshiba le incorporó, entre otras cosas, movimientos propios del entrenamiento de la lanza (yari), del palo corto (jo) y de la katana (kenjutsu).
Con el paso de los años, a medida que iba dominando el arte de Daito Ryu, Ueshiba fue adquiriendo la decisión de orientar su entrenamiento marcial hacia un matiz más espiritual. Distanciándose del carácter violento de las técnicas de Daito Ryu, Ueshiba decidió modificar el estilo subyacente de su práctica, convirtiéndola en una forma de neutralizar a sus oponentes con el mínimo de violencia posible.
Ueshiba determinó que la resolución final de una técnica de Aikido debería ser evitar todo daño innecesario, tanto para quien recibe el ataque como para quien lo intentó ocasionar.
En 1942 se conformó oficialmente el nombre de Aikido, y a partir de la década de los años 50 comenzaría su expansión internacional, cuando muchos alumnos de Ueshiba introdujeron este arte marcial en Francia, Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Alemania.
Hoy día el Aikido se halla presente en casi todos los países, a nivel mundial.
Para nosotros el Aikido es un camino para volver a las raices de una espiritualidad que une en paz a los seres humanos de cualquier cultura y religión. Es una manera de aprender a vivir en el momento presente a través del cual se ven las cosas sin emociones destructivas ni obsesivas. Es una manera de pulir el corazón y los sentidos y así ponerse en armonía con uno mismo y con el mundo.